Historia de la tecnología

La tecnología



Viene de la palabra de origen griego, τεχνολογία, formada por téchnē (τέχνη, arte, técnica u oficio, que puede ser traducido como destreza) y logía (λογία, el estudio de algo).

Se define como el conjunto de conocimientos y técnicas que, aplicados de forma lógica y ordenada, permiten al ser humano modificar su entorno material o virtual para satisfacer sus necesidades, esto es, un proceso combinado de pensamiento y acción con la finalidad de crear soluciones útiles. 
El uso de la tecnología en sus diferentes ámbitos influye mucho en el progreso social y económico para muchas personas con diferentes necesidades.


Pros y Contras


Aspectos negativos: puede generar desocupación (el hombre es reemplazado por máquinas), diferencias sociales (los trabajadores son categorizados de acuerdo a sus conocimientos tecnológicos) y contaminación del medio ambiente.

Aspectos positivos: el hecho de aumentar la productividad del trabajo humano y del nivel de vida de la población, junto a la disminución de los esfuerzos que implica.





          Su Historia        





La primera revolución tecnológica de nuestra especie,
que nos diferencia de las demás especies animales,
fue la revolución de la piedra tallada, la búsqueda de alimentos a través de la recolección de plantas, la caza y la pesca, lo que da lugar a la aparición de las principales armas y herramientas de piedra: hachas, hojas de cuchillo, buriles y punzones de sílex, púas, agujas de huesos, arpones, jabalinas con puntas de sílex e impulsores de hueso. 


Los primeros utensilios que aparecen en la Prehistoria surgen de la necesidad de mejorar la eficacia en las actividades de caza y defensa de las personas frente a otras especies animales en la lucha por su supervivencia.

La obtención de los recursos naturales (madera, pieles, etc.) fomentó el desarrollo de objetos tecnológicos.

Una nueva revolución tecnológica caracterizó el final del período anterior, en los comienzos de la Edad Antigua: la revolución de los metales. Primero el cobre, luego el bronce y, finalmente, el hierro hacia el 2.000 a.C., fueron los metales más empleados por las personas para elaborar todo tipo de utensilios. El descubrimiento de este nuevo material permitió dar respuesta
a la satisfacción de necesidades que hasta ese momento eran inviables
en la actividad tecnológica.















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